Ingredientes
- 400 g. de masa de pizza (para la base)
- 15 ml. de aceite de Aceite Ideal Oliva Blend
- 150 g. de salsa de tomate casera
- 3 cucharaditas de orégano
- 250 g. de queso mozzarella
- 100 g. de queso azul
- 100 g. de queso parmesano rallado
- 50-100 g. de un queso suave (puede ser un ricotta)
Procedimiento:
- Precalentamos nuestro horno a 250° C.
- Espolvorea con harina la bandeja. Estira la masa con el rodillo de manera que quede lo suficientemente fina para que cuando se hornee quede crujiente.
- Añade la salsa de tomate. Debes untar toda la superficie dejando los bordes sin tomate, con un pincel o con la misma cuchara, realizando movimientos circulares.
- Espolvorea el orégano picado.
- Introduce la base de pizza al horno sobre la plancha de metal. Ajusta la temperatura del horno a 200° C. Así conseguiras, que se fije el tomate y a la vez una base crujiente parecida a la de las pizzas profesionales.
- Hornéala solo por 2-3 minutos, saca la pizza del horno y vuelve a subir a tope de temperatura (250°C) para el horneado final.
- Reparte los quesos elegidos encima de la base que acabas de sacar del horno.
- Primero espolvorea con parmesano rallado. Añade los trozos de queso restantes, repartidos de manera estratégica por la superficie.
Instrucciones para presentación final:
- Acaba con el queso mozzarella repartido por todos los huecos para que cuando funda se reparta por todos los huecos de la base. El contraste de los quesos, suaves y potentes será increíble.
- Hornea a 230° C unos 10-12 minutos en la bandeja del medio. Aunque el tiempo normalmente dependerá de tu horno y del grosor que le hayas dado a la masa y de la cantidad de relleno.
- Saca del horno y añade un chorrito de Aceite Ideal Oliva Blend para que esté más jugosa. Si la dejas unos minutos sobre una rejilla, la base no quedará nada húmeda y resultará más crujiente.