El estrés es la respuesta de nuestro organismo ante un estímulo que genera una alteración o desequilibrio en nuestra normalidad. Cualquier estimulo puede ser un estresor siempre que provoque la activación de mecanismos de emergencia, que en realidad no son malos, ya que se considera como un proceso de adaptación natural ante diversas situaciones para protegernos y garantizar nuestra supervivencia. Es fundamental para activarnos y así ser capaces de hacerle frente a situaciones y poder realizar cambios o ajustes en nuestro comportamiento habitual.
Tipos de estrés
El “buen estrés” es todo aquel que causa placer. Es el estrés de la realización agradable que surge de cambios positivos en nuestra vida. Algunos ejemplos del buen estrés son la alegría, el éxito, metas realizadas, sueños cumplidos, o sea, todos los aspectos estimulantes y fuentes de bienestar.
El “mal estrés” por su lado, es todo aquello que disgusta, lo que contradice y qué causa pesar. Se genera cuando hacemos algo con lo que no estamos de acuerdo y cuando existe una contrariedad interna. Ejemplos de mal estrés son la tristeza, las malas noticias, el fracaso, la pérdida, la carencia, enfermedad, frustraciones, etc.
El tipo de estrés depende de cada persona, una misma situación puede significar un buen estrés para alguien y un mal estrés para otra. Básicamente lo define con qué actitud recibimos y la interpretación que hacemos de lo que nos sucede.
Por otro lado, el nivel de estrés, se refiere a la dosis biológicamente necesaria para desempeñarnos de manera armónica y es fundamental para las actividades diarias. Cuando el nivel de estrés es muy bajo, el cuerpo es poco solicitado, el estado de reposo es excesivo y esto es lo que conocemos como fatiga y enojo. Por el contrario, cuando el nivel de estrés es excesivo el cuerpo está súper estimulado, demasiado solicitado, agotado por cansancio ya que se exige una secreción importante de hormonas cómo la adrenalina y el cortisol, responsables de los síntomas y efectos secundarios del estrés.
Efectos del estrés
Cuando el nivel de estrés es desadaptativo podemos experimentar efectos psicológicos y físicos como:
- Incapacidad para concentrarse
- Pérdida de confianza
- Irritabilidad y enojo
- Preocupaciones y ansiedad
- Temores irracionales o pánico
- Aumento del uso de medicamentos
- Tics nerviosos
- Distracción
- Comer en exceso o falta de apetito
- Dormir en exceso o insomnio
- Aumento en el consumo de sustancias.
Técnicas para controlar el estrés
Una de las principales causas de los niveles altos de estrés, es el exceso de imaginación centralizada en el futuro. Cuando empezamos a poner nuestra atención en todo lo que puede salir mal, es donde se empiezan a desencadenar los síntomas que generan malestar.
Por eso quiero compartirte técnicas que puedes implementar en tu vida y empezar a vivir mejor.
- Suelta la necesidad de control: Acepta tus limitaciones, deja de autoexigirte y criticarte tanto. Tú no puedes controlar nada externo y tampoco nada que involucre a otros seres humanos. Enfócate mejor en tener control de tu mundo interno; mental, emocional y físico.
- Tu mente trabaja para ti, no tú para tu mente: Muchas veces nos creemos todo lo que nos dice nuestra mente como una verdad absoluta y terminamos viviendo y sufriendo en un mundo imaginario y perdemos foco de lo que realmente está sucediendo.
- Vive el presente: Lo único real es todo aquello que podemos percibir con nuestros sentidos (vista, oído, gusto, olfato y tacto) y que podemos describir. Recuerda que el pasado es tan solo un recuerdo y el futuro todavía no llega.
- Deja de pre-ocuparte: Las preocupaciones, como su nombre lo indica, ocurren antes de ocuparte. Coloca tus preocupaciones afuera. Toma lápiz y papel, escribe tu preocupación y al lado encuentra soluciones. Deja de pensar y empieza a actuar.
- Utiliza la técnica de parada del pensamiento: Cuando los pensamientos negativos te hagan sentir malestar aplica está técnica.
- Haz consciente tu malestar e identifica cómo te sientes.
- Elige un estímulo que interrumpa los pensamientos; puede ser aplaudir, azotar los pies en el suelo, un pequeño pellizco, y decir ¡basta!, ¡alto!, o ¡stop!
- Regresa al presente, enfócate en tu cuerpo, utiliza tus 5 sentidos y cambia de actividad. También recuerda realizar varias respiraciones conscientes y profundas.
- Sustituye los pensamientos negativos por pensamientos neutros, objetivos y positivos.
- Cuida de ti y de tus hábitos: No está demás mencionar la importancia de tener hábitos saludables como; mantenerte hidratado, actividad física, higiene del sueño y una alimentación saludable.
Recuerda que un estilo de vida saludable debe de enfocarse en una buena alimentación, ejercicio y una buena salud mental. Te invitamos a que sigas navegando por nuestro sitio web donde podrás encontrar muchos temas de salud. Si deseas también mejorar tu alimentación ingresa a Tu Nutricionista Ideal para una asesoría completamente gratis.