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La enfermedad de Parkinson es una enfermedad neurológica degenerativa y progresiva. Disminuye en más del 80% las neuronas, y la causa de la degeneración es desconocida. Las personas con la enfermedad de Parkinson son particularmente propensas a la pérdida de peso y a la desnutrición. Los movimientos involuntarios relacionados con la enfermedad provocan un gasto de energía creciente, por otra parte, tanto sus síntomas como los efectos secundarios del tratamiento pueden limitar el consumo de alimentos.
Por lo tanto, el objetivo del soporte nutricional es cubrir las necesidades de energía y nutrientes de manera segura. Así se previene y/o tratar la desnutrición y sus complicaciones, adaptándose a la situación del paciente en cada momento de su evolución y teniendo en cuenta las circunstancias clínicas y personales.
Todo ello con la finalidad de mejorar su calidad de vida y prevenir infecciones o enfermedades que empeoren la situación de la enfermedad, es importante seguir cuidados adecuados para asegurar una buena nutrición, como los que se citan a continuación:
Asegurar una alta ingesta de proteínas, tanto de origen animal como vegetal. Dentro de los alimentos que contienen estos nutrientes se encuentran las carnes, pescado (mejor pescados azules, que son ricos en grasa poliinsaturada), huevos, leche. No obstante, hay que considerar la interacción fármaco-nutriente si la persona esta con levodopa, (fármaco usado en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson). Es decir, así se aconseja la toma del fármaco con antelación a la comida (30-60 minutos antes de la comida). Esto suele ser suficiente sin la obligación de hacer una alimentación restrictiva en proteínas. Si el fármaco es mal tolerado en ayunas se puede administrar junto con algún alimento con bajo contenido proteico, por ejemplo, unos panes con agua o con té de jengibre. Evitar carnes fibrosas de difícil masticación.
Los carbohidratos son una buena fuente de energía instantánea, pero hay que evitar que se consuman en exceso los azúcares simples (azúcar blanca, azúcar morena, miel).
La ingesta de alimentos ricos en fibra favorece la actividad intestinal y evita el estreñimiento. La encontramos en verduras, frutas y cereales integrales. En caso de estreñimiento, es útil tomar 2 ó 3 ciruelas en ayunas, o fruta con fibra como papaya, una infusión de semillas de linaza o un yogurt con ciruelas trituradas antes de desayunar o un suplemento de fibra. Las grasas mejoran el sabor de los alimentos y son vehículo de vitaminas liposolubles y ácidos grasos esenciales. Debe priorizarse el consumo de “grasas saludables” que han demostrado ser beneficiosas para el sistema cardiovascular como las de origen vegetal. Por lo tanto, debemos aumentar el aporte de grasas insaturadas y poliinsaturadas (aceites Ideal de oliva, girasol y soya) y disminuir las saturadas (grasas animales, etc.).
El aporte de vitaminas y minerales se logra con la inclusión en la dieta de hortalizas, frutas y verduras frescas. Debe limitarse el consumo de vitamina B6 (piridoxina) en pacientes en tratamiento con levodopa ya que esta vitamina disminuye la absorción del fármaco; si el paciente toma algún preparado multivitamínico, es conveniente comprobar su contenido en esta vitamina.
Asegurar la toma de al menos un litro y medio de agua y líquidos al día, aunque la persona no tenga sensación de sed; en caso de dificultad para tragar espesantes. Es bueno realizar comidas frecuentes y poco abundantes (por ejemplo, 5 ó 6 tomas al día). Evitar las distracciones durante la comida como el televisor, niños jugando en la misma habitación, llamadas de teléfono, etc. Utilizar la máxima variedad de alimentos, es mejor elegir los alimentos según las preferencias de la persona. Cuidar la presentación de los platos. Deben ser platos que llamen la atención, con una amplia gama de colores y formas, y no repetirlos. Preparar alimentos que la persona pueda comer con las manos, sin necesidad de utensilios, por ejemplo, croquetas o albóndigas. Si la persona tiene riesgo de lesionarse, utilizar utensilios (vasos, platos, cubiertos) de plástico que no se rompan.
Para evitar el derrame de líquidos (sopa, consomé) de la cuchara debido al movimiento incontrolado de la mano, se pueden utilizar espesantes de venta como pectina, maicena, aguacate, gelatina sin sabor o polenta. Los alimentos deben ser de texturas suaves y homogéneas. Evitar quesos de consistencia pastosa y/o dura, carnes fibrosas de difícil masticación, frutos secos enteros, dulces que se adhieran al paladar, retirar las espinas de los pescados. Los alimentos deben estar siempre a una temperatura adecuada ya que, en fases avanzadas de la enfermedad, el paciente no distingue entre caliente y frío y está muy expuesto a lesiones. A la hora de comer, es mejor ingerir cantidades pequeñas de alimento de una sola vez, masticar bien y lentamente, y dar tiempo suficiente para su deglución; no añadir alimento en la boca, sin haber tragado lo anterior.
Literatura citada:
http://www.aulamedica.es/nutricionclinicamedicina/pdf/5052.pdf
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1727-897X2011000300001
http://www.nutricionclinica.sld.cu/Congreso2003/SimposioBBraun/SimposioBBraun.htm
Organización Mundial de la Salud (OMS). Dieta, nutrición y prevención de enfermedades crónicas.
Serie de informes técnicos 797. Ginebra . 1990