Recomendaciones de Lactancia Materna en tiempos de coronavirus

Si estás embarazada:

  • No hay evidencia de transmisión de una madre infectada hacia su hijo o hija en el útero, por lo que se sigue recomendando, para un buen inicio de la lactancia materna: parto por la vía vaginal, corte tardío del cordón umbilical, contacto inmediato piel con piel (tomando las precauciones para evitar contacto de saliva y neonato y retrasar el primer baño del bebé un mínimo de 24 horas.  La organización Mundial de la Salud indica que no se ha detectado al virus en muestras de líquido amniótico o leche materna.
  • Habla con tu médico o comadrona tratante acerca de las diferentes opciones del nacimiento de tu bebé, en donde puedes discutir si eres candidata a un parto en casa, en un centro de maternidad o en hospital.
  • No hay evidencia de transmisión de coronavirus a través de la lactancia materna, al contrario, la lactancia materna genera anticuerpos que protegen a tu bebé.

Si estás dando lactancia: 

  • Continúa con la lactancia materna. Se ha evidenciado la protección contra enfermedades que da la lactancia a los bebés y niños de todas las edades, por lo que es importante promover, proteger, apoyar y continuar la lactancia, de día y de noche, siguiendo las señales que demuestra tu bebé que significan que quiere alimentarse.
  • Si estás pasando por la infección por COVID-19: La Organización Mundial de la Salud y UNICEF recomiendan continúa la lactancia materna. Como se menciona anteriormente, no existe evidencia que el virus pase a la leche materna, por lo que no infectarás a tu hija o hijo, siempre y cuando tomes las precauciones necesarias para evitar el contagio a través de tu saliva: utiliza mascarilla, lávate las manos por 30 segundos antes de cargar a tu hijo, cámbiate de ropa y trata de no tocarte la cara. Si una madre está muy enferma es recomendable que se extraiga la leche para dársela al bebé en una taza y/o con una cuchara limpia, siguiendo en todo momento las mismas medidas de prevención de la infección.
  • Estas medidas de precaución deben de seguirse en todo momento si una persona que sabe que está infectada del COVID-19 o sospecha que podría estarlo se relaciona con otras personas.

Si eres madre trabajadora: 

  • Si estás en casa: despreocúpate por las extracciones y disfruta dar lactancia “directo del envase”. No te preocupes por si tu bebé se va a “desacostumbrar” a la pacha o al vasito, cuando llegue el momento de regresar a tu trabajo, tu bebé volverá a aceptar la forma en la que le administraran tu leche mientras tú no estás. 
  • Si tienes leche congelada: la leche congelada dura hasta tres meses. Por lo que tu banco de leche aún será funcional cuando regreses a tus labores. Si tienes leche con más de tres meses, puedes utilizarla en preparaciones para darle a tu bebé, si ya consume alimentos, como papillas con leche, licuados, u otros como helados con fruta. 
  • Si estás fuera de casa: puedes continuar las extracciones, siempre desinfectando el área en donde las realizas, guardando las medidas necesarias para evitar la contaminación: lavarse las manos antes y después de las extracciones, guardando en recipientes herméticos previamente higienizados y desinfectados, en una hielera para mantener la cadena de frío. Al regresar a casa almacena tu leche en refrigeradora o congelador, quítate la ropa, date un baño y luego puedes alimentar a tu bebé.

Si estás en proceso de destete: 

  • Prolonga la lactancia lo más posible. Si estás quedándote en casa, aprovecha este tiempo para darle a tu bebé una dosis extra de defensas e inmunidad, ofreciéndole el pecho las veces que ella o él lo deseen. El sistema inmunitario de los niños termina de completarse entre el 2º y 7º año de vida, por lo que la lactancia les brinda esa protección necesaria en contra del virus COVID-19 y frente a miles de virus y bacterias más. 
  • Recuerda que una de las funciones del amamantamiento es la calma de tu hija o hijo. En estos momentos difíciles de distanciamiento social, es normal que tanto madres como hijos manejemos mayores niveles de estrés que de costumbre. El momento en el que amamantamos es un momento de paz, de amor, de oxitocina, la hormona del amor y la felicidad, y logramos calmar nuestras ansias y las de nuestros hijos. Es normal que tu hijo te pida más pecho que antes, pues ellos perciben la tensión en el ambiente y tratarán de calmarse y calmarte a través de la tibia leche que emana de nuestros pechos. 
  • La Organización Mundial de la Salud recomienda un mínimo de 2 años de lactancia o más, por lo que la edad no es el único factor válido para destetar a tu hijo. Continúa la lactancia, será un regalo que estarás dando cuyos efectos durarán a lo largo de toda la vida. 

    Por: MSc. Alicia Ruiz de Zaparolli
    Asesora en Lactancia y Nutricionista
    FB: Clínica de Nutrición Integral
    Insta: @integral.nutritionandmore

¿Por qué has de escuchar siempre a un niño cuando habla?

Al escuchar a un niño le estamos transmitiendo que él nos importa y nos interesa lo que tiene que contar. Es un ejercicio más necesario de lo que pensamos.

Ser padres  no es un trabajo sencillo. En ocasiones, las prisas y obligaciones pueden hacer que, sin darnos cuenta, descuidemos aspectos muy importantes de la crianza. Escuchar siempre a un niño cuando este nos habla es necesario para ayudarle a desarrollar diversas habilidades. Pero en medio del  diario vivir, a veces no reparamos en la importancia de estos pequeños gestos.

Para un niño, sus padres son todo su mundo, son sus héroes. La actitud que estos adopten al relacionarse con él influirá mucho en su visión de sí mismo y en sus expectativas sobre el mundo y las relaciones sociales. Tratemos de ser cuidadosos con nuestra conducta, ya que estamos modelando la realidad de nuestro pequeño. 

¿Por qué has de escuchar siempre a un niño?

Los niños son espontáneos y, a veces, inoportunos. En ciertas ocasiones, es necesario pedirles que pospongamos la conversación para más adelante. No obstante, si nos acostumbramos a no escucharlos o no prestar demasiada atención cuando nos hablan, esto puede tener consecuencias.  Revisemos los diferentes aspectos en los que se detecta la influencia directa de la comunicación: 

Autoestima

  • Cuando escuchas a tu hijo, validas sus emociones, le transmites la idea de que es importante y merecedor de amor y atención. Los pequeños, al igual que los adultos, necesitan contar con alguien dispuesto a escucharlos e interesado en lo que tienen que decir. Escuchar es un acto de afecto y de respeto que contribuirá a que la percepción del niño sobre sí mismo sea más positiva.

Si somos desconsiderados (aunque no sea de forma intencionada) cuando el niño  trata de hablar con nosotros, se sentirá poco valioso o, incluso, un estorbo. Aprenderá paulatinamente a no compartir sus opiniones y emociones, pues sentirá que no son del interés o del agrado de nadie. No desarrollará la confianza en sí mismo necesaria para cualquier ámbito de la vida.

Habilidades sociales

  • Como bien indica su nombre, nuestra destreza a la hora de desenvolvernos socialmente es una habilidad que se va desarrollando. Los niños están comenzando a aprender las reglas sociales y a modular su comportamiento para adecuarse a ellas. Por ello, no es extraño que utilicen un tono de voz más elevado de lo adecuado o que no respeten el turno de palabra.

Sin embargo, es imposible que aprendan si no practican. Escucharles y conversar con ellos es una práctica muy valiosa para que puedan entrenar y confiar en sus capacidades sociales. Si no les ofrecemos suficientes oportunidades para expresarse abiertamente, es posible que no desarrollen totalmente su destreza social.

Confianza

  • Llegada la adolescencia, muchos padres recriminan a sus hijos la falta de comunicación existente entre ellos. Pero lo cierto es que la relación de confianza ha de comenzar a forjarse desde los primeros años de vida. A pesar de que pueda parecer lo contrario, los niños perciben si estás mostrando interés en su conversación o si tratas de evadirla.  Si desde pequeños formamos para ellos un lugar seguro al que poder acudir en busca de escucha y apoyo, será más sencillo que ese vínculo permanezca en la adolescencia.
  • Escuchar a tu hijo te ayudará a conocerle en profundidad, a saber sus gustos, sus preocupaciones y sus miedos y fomentará que no dude en acudir a ti cuando necesite un consejo.

Claves para escuchar siempre a un niño adecuadamente

  • Por su falta de experiencia, los niños tienden a divagar y ser lentos en sus explicaciones. Ármate de paciencia y procura no interrumpirles cuando hablan. Espera a que finalicen su relato para aportar tus comentarios.
  • Practica la escucha activa. No es suficiente con oír lo que dicen, es necesario mostrarles que verdaderamente les estamos escuchando con interés. Para ello, puede ser adecuado colocarnos a su misma altura y mirarles a los ojos mientras nos hablan.
  • Trata de no emitir juicios sobre lo que te cuentan. Si se sienten juzgados, es menos probable que vuelvan a acudir a ti para explicar sus anécdotas y sentimientos. Sé comprensivo y tolerante.
  • Encuentra un momento cada día para poder charlar sin distracciones y dedicando toda tu atención al niño. No permitas que los dispositivos se interpongan entre tú y tu hijo(a). 

Ten por seguro que cada segundo que dediques a escuchar a tu hijo es una valiosa inversión. Estarás ayudando a forjar su autoestima y su confianza en sí mismo. Fomentarás el desarrollo de sus habilidades sociales y el establecimiento de un vínculo de confianza que perdurará con los años.